16 de septiembre de 2009

Tenemos que hablar...


Debo reconocer que una vez llegado a Porto Alegre, este relato ha perdido un poco de gracia, no hay viento más que la suave y cálida ventisca que puede soplar en el Parque da Redenção. Si bien me siguen sucediendo aventuras dignas de contar, el último capitulo lo escribí sin ganas, y debe haber aburrido a los lectores tanto como a mí.

De hecho, éste que acabo de comenzar, se tornará poco menos pesado que un trasatlántico, si abundo en los detalles de nuestra instalación en POA.

De ello, sólo diré que los siguientes 2 días y sus respectivas noches, los pasamos en la casa de Sergio, un pianista argentino que vive aquí, junto a su esposa brasilera y sus dos hijos argentobrasileiros, mientras esperábamos la llegada del lunes para poder habitar nuestro departamento.
Sergio es una persona encantadora, que nos dio todo lo que estaba a su alcance para hacernos sentir cómodos, y trabamos una amistad que trascenderá este encuentro fruto del destino.

Así que he decidido de aquí en más, para no aburrirnos, contar en “breves brisas”, siempre más dinámicas y de lectura veloz, algunas de las cosas que suceden en POA, mientras espero el próximo viento que me empuje hacia algún otro sitio.

1 comentario: