3 de enero de 2012

Mal de amores


Después de la siesta reparadora, me levanté, preparé el mate, tomé mi hierba santa y me dirigí a la costa. Caminé 3 cuadras y me encontré con el hermoso paisaje costero. Barcos atracados, algunos más nuevos, otros roídos, aves que con sus canturreos evitaban pasar desapercibidas.
En esta parte de la costa hay una especie de mirador con sólo dos bancos, y ambos estaban ocupados. Uno por una chica rubia de aspecto de gringa, el otro por una joven de tez blanca y pelo negro escuchando música con auriculares. Debía tomar una decisión, con cuál compartir el banco. Opté por la rubia que bebía una cerveza Quilmes y destilaba tristeza por el rostro. Pedí permiso y me senté.
Saqué el mate, cebé el primero y le pedí permiso a la joven para encender el cigarro de hierba. No sólo aprobó sino que me pidió que le convidara, porque "lo estaba necesitando".
Florencia, nacida en la Guayana Francesa, estaba ahogando penas de amor en compañía de la Quilmes. Ella no hablaba español ni yo francés pero encontramos un idioma que ambos manejábamos: el portugués.
Me contó que el novio, un tipo que estaba en Francia, le avisó que la dejaba através de internet. Ella está emprendiendo un viaje de 6 meses y el fulano no se lo bancó. A la desgracia amorosa, se le sumó la pérdida de sus tarjetas y serias dificultades para reponerlas, al punto de tener que volver a Buenos Aires para retirar las nuevas en la embajada de Francia. En fin, estaba en la mala.
Bueno, esto te va a venir bien le dije, y también le hice probar el mate. Fumábamos y tomábamos mate mientras me contaba su historia. Comencé a intentar convencerla de que el amor es cosa que viene y va, y viene, y que tendría que sentirse privilegiada de estar en ese momento en ese lugar, que ese abrupto y posmoderno final de relación abría una nueva etapa en la cual seguramente podría volver a enamorarse, a vivir todo ese bello proceso de enamoramiento nuevamente.
La tristeza fue dejando paso a un mejor humor, un par de lágrimas corrieron a ser parte del mar, y brotaron sonrisas. Algo estaba cambiando en ella, pero también en mí.

-Mejor? - le pregunté.
-Mucho mejor - respondió y agregó: ¿Crees en dios?
-No
-Y en qué crees?
-En la Pachamama
-¿?
-A Mai terra
-Ah, bien, pués eres un Chamán.
-Eso dicen algunos...
-Yo lo creo realmente.
-Gracias, me honra.
-Bueno, tengo que volver con mi madre, gracias por todo.
-Fue un placer.
-Adios

Quedé solo y satisfecho como boy scout que acaba de realizar su buena acción del día.
Miré la hora y eran las 21.15 hs pero brillaba la luz gris de la tarde. Me puse música del mp3 y comencé a caminar por la costanera. En Buenos Aires es noche profunda en este mismo instante pensé, y entonces el encanto de Ushuaia apareció como una sensación de extrema felicidad, de privilegio, de estar allí, vivo, solo, de día cuando es de noche. Tuve la sensación de que se había detenido el tiempo, de que había algo mágico en ese día interminable; un amor que concluía y un día que se resistía a morir. Recordé la película del día de la marmota, creo que estaba viviendo lo más parecido a esa ficción que la realidad podría ofrecer.

Más allá del tiempo
el amor
el mar
Más acá el dolor
todo se viene y se va
somos barcos
somos sal
somos puertos
aves sin nido
Más allá del tiempo
la realidad
la rutina
la vanidad
Más acá el reloj
agujas clavadas
en la piel
somos cruces
somos arena
sangre.

4 comentarios:

  1. Simplemnte gracias por la magia Pol!!!
    Espero con ansias mas entregas desde ese mágico viaje.
    Aplausos y saludos de Saco desde Tandil.

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  2. SIMPLEMENTE GRACIAS GENIAL EXELENTE CLAP CLAP CLAP

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  3. Me emociono al leerte.
    Excelente hermanito

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  4. Que se sepa: esos que dicen que es la Pachamama misma, tienen pruebas irrefutables.

    Abrazo

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