28 de julio de 2009

Cerca de la revolución


Por la mañana Victor y Andrea me llevaron a recorrer el Prado, un sitio similar a los bosques de Palermo. Mientras caminábamos tomamos mate con biscochos, que nada tienen que ver con lo que nosotros llamamos biscochos sino que se parecen a las facturas.
Visitamos el botánico y la residencia presidencial. Fue un paseo agradable por la zona cercana a la casa de Andrea, donde estuve durmiendo. Carlos se quedó solo la primera noche y luego se mudó a un hostel en el centro. La noche anterior quedé en pasarlo a buscar a las 14 hs, y así lo hice luego de la caminata con los chicos, que continuaron con su rutina, alterada momentáneamente por mi presencia.
Carlos y yo nos tomamos la tarde en una larga peregrinación por la rambla. Empujados por un viento polar llegamos hasta el faro y luego retornamos por una calle al centro, donde me esperaba un festejo muy especial.

El día anterior me habían entregado una invitación al homenaje por el 56º aniversario del asalto al cuartel de Moncada en Cuba. No lo dudé, estaría a las 19 hs en el teatro Plaza para dicho acto. Allí mismo me despedí de Carlos, él debía descansar ya que tenía un vuelo temprano a Quito, donde daría una ponencia acerca de las rebeliones negras en Haití, en un congreso internacional de historia.
En el teatro conversé con varios militantes y dejé la adhesión de mi partido al evento, la cual fue posteriormente leída por los locutores. Me sentí contento.
Al ingresar a la sala repleta de festejantes, me entregaron una bandera de papel, con la bandera de Uruguay de un lado y de Cuba por el otro.
Fue extraño y hermoso para un argentino conmemorar aquel acto de heroísmo cubano, en el Uruguay.
La apertura estuvo a cargo del cantautor uruguayo Daniel Viglietti, que enseguida logró emocionarme con su voz y sus versos. Luego, proyectaron un documental sobre la revolución cubana, en el que brillaba la sabiduría y la firmeza de Fidel en extractos de discursos; la franqueza del Che, su sonrisa interminable; alguna aparición de Camilo y grandes momentos del gran protagonista: el pueblo cubano.

Luego vinieron una serie de bailes de ensamble uruguayo cubano en vivo, para completar la fiesta. Me fui Satisfecho, feliz, una vez más, como en Bolivia el 25 de enero pasado cuando presencié el referendum por la Nueva Constitución,

Me fui con esa sensación de que el sueño latinoamericano sigue vigente, de que Bolívar, San Martín y Artigas siguen marcando el camino de los que no nos resignamos al poder de las transnacionales y la cultura del capitalismo, con el corazón bien revolucionario.

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